Pero me puse a pensar en una analogía interesante con la vida, y es que si la viésemos como si fuera un juego de póquer, cada uno tendría una cantidad determinada de habilidades, ninguna demasiado mejor una que otra, sin embargo el objetivo de la misma es tener la mejor combinación de ellas.
Y es que por ejemplo si tenemos varias cartas altas (J, Q, K o incluso Ases) parece que tenemos la partida ganada, pero lo interesante es que una combinación de cartas bajas o desapercibidas si se encuentran en sucesión (escalera) puede ganarnos la partida, obviamente el juego premia a esta combinación de las mejores cartas altas, del mismo tipo y del mismo color (flor imperial).
Entonces según las cartas que tengamos, y la combinación de las mismas, creo que podemos tener éxito o fracasar sobre otras personas, por que asumo que esa es la vida, comparada con el juego de póquer.
Obviamente ciertas combinaciones son conocidas y por ejemplo, una persona emprendedora, inteligente, atractiva, con dinero y quizás ambiciosa, tiene más chances de ganar que otra con una combinación de habilidades más bajas, y es ahí donde radica lo interesante, que esa persona puede tener todas las cartas buenas, y sólo le falta una para tener el juego perfecto, pero no la consigue y fracasa, otra persona puede tener habilidades (o cartas mas bajas) y logra ser feliz y exitosa...
Al final lo que determina todo es lo que cada uno apuesta, y está dispuesto a perder a fin de obtener algo diferente, en el póquer tiras algunas cartas, quizás buenas o malas para conseguir otras... que pueden ser buenas o malas. En fin, al final supongo que sólo somos el resultado de decisiones que tomamos, nada más.
Hasta otra entrada.